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Iglesia de San Nicolás

El Templo de San Nicolás, hasta hace poco en estado ruinoso, tras un período de restauración o más bien de consolidación de conjunto, ha abierto sus puertas para el disfrute de todos nuestros visitantes.

Las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en el subsuelo de esta iglesia, la erosión de gran parte del edificio provocada por el estado ruinoso iniciado en 1936 y prolongado hasta el 2010, la propia restauración y los documentos escritos, nos han aportado interesantes datos que nos dan a conocer las diferentes remodelaciones que se realizaron en este antiguo templo desde finales del siglo XIII hasta la actualidad.

Las principales intervenciones arquitectónicas fueron: la ampliación en estilo gótico con bóvedas de crucería de mediados del siglo XV, la renacentista del siglo XVI en el coro y en la portada, la intervención barroca recubriendo con yeserías la nave y la ampliación del siglo XVIII construyéndose la actual portada, la cúpula y el ábside del presbiterio. Por último, y no por ello menos importante, la llevada a cabo a finales del siglo XIX, con decoraciones y pinturas.

Durante la visita a San Nicolás podrán observar los distintos elementos propios de estos estilos arquitectónicos, así como pequeños fragmentos de pinturas románicas, góticas y barrocas, restos de tumbas antropomorfas, los trampantojos de la Capilla de la Comunión, la impresionante cúpula y las criptas y osarios.

A ambas partes del templo se abren dos estrechos callejones el de Tarás, a la izquierda, y el de Paniagua a la derecha. En este último podemos ver los arcos apuntados abiertos en los contrafuertes de la iglesia.

La actual portada de estilo neoclásico fue construida en 1788. En ella podemos observar la puerta adintelada enmarcada por dos pilastras dóricas que sustentan un frontón triangular y un friso adornado con triglifos y metopas.

En la parte derecha de la fachada encontramos la torre-campanario construida en el siglo XVIII. De planta rectangular y con hueco para cuatro campanas, está construida con ladrillo y decorada con cornisas y pilastras adosadas. El tejado, a cuatro vertientes, está compuesto de azulejos vidriados de color azul y rematado con cruz y veleta. Los huecos recayentes a la zona norte y este poseen un balconcillo con antepecho de forja.

El edificio consta de una sola nave central formada por cuatro tramos cubiertos por bóvedas de crucería. En las capillas laterales se observa la decoración barroca con molduración quebrada. El crucero está cubierto por una cúpula con tambor y linterna. En las pechinas de la cúpula, con pinturas al fresco, están representadas las imágenes de los cuatro evangelistas. Tras el crucero encontramos la zona del presbiterio el cual está formado por dos espacios bien diferenciados: el primero un tramo rectangular cubierto con bóveda de cañón y lunetos y el segundo, el que corresponde al ábside, con planta circular y cubierta con bóveda de cuarto de esfera.

Junto al presbiterio encontramos la Capilla de la Comunión o de San Francisco Javier pintada con graciosos trampantojos que simulan el retablo. En otras capillas de la iglesia de San Nicolás también podemos ver restos de pinturas románicas y góticas.

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Iglesia de Santa María

El templo de Santa María de Requena, además de ser uno de los monumentos más importantes del casco histórico de La Villa de Requena, hoy constituye uno de los más importantes contenedores culturales de la ciudad.

Declarada Monumento Nacional el 3 de junio de 1931. Su célebre portada, magnífico exponente del arte gótico florido isabelino (todavía más rica que la del Salvador), al mostrar tres arquivoltas cuajadas de deliciosas figuras angélicas y caprichosas labores; en el tímpano aparece la Anunciación. Durante la guerra civil de 1936 sufrió grandes desperfectos en su interior, perdiéndose la imaginería, ornamentos y un valioso órgano. Tiempos después se perdió, entre la desidia y el abandono, toda la azulejería del precioso zócalo que rodeaba las paredes. 

En él se programan exposiciones de gran formato y conciertos durante todo el año, destacando la Semana de Música Sacra que se desarrolla durante Semana Santa.

El edificio es de estilo gótico florido isabelino, pero su interior se finalizó al gusto barroco.

El templo tiene una sola nave, con capillas entre los contrafuertes y acceso lateral. La nave está dividida en cuatro tramos y la cabecera en tres, siendo el último de estos ochavado y más reducido. La cabecera está cubierta con bóveda de crucería y presenta una decoración compleja. La nave es de menor altura que la cabecera.

La iglesia presenta coro alto a los pies, al que se accede a través de la primera capilla del lado de la epístola, el de la derecha. Las capillas del lado del evangelio son de menor profundidad. La segunda capilla de este lado da acceso al osario. La tercera corresponde a la puerta de acceso al templo.2​

En el otro lado, en el cuarto tramo, se encuentra la capilla de Nuestra Señora del Rosario, que data de finales del siglo XVIII y principios del XIX, que presenta dos cuerpos cubiertos con cúpulas semiesféricas. El primer cuerpo es de orden compuesto y el segundo con orden jónico es el principal.

En la fachada destaca la portada dedicada a a Anunciación, como se observa en el tímpano, una Virgen con Niño en el parteluz y cuatro arquivoltas. La exterior es conopial y los tres interiores apuntados. De las apuntadas, la superior presenta vírgenes con sus atributos; le sigue una de ángeles músicos, cada uno tocando un instrumento; y en la interior se ven las imágenes de querubines con las alas plegadas y entrecruzadas. Por encima del conjunto destaca el alero de madera, construido en el siglo XVI, que la ha protegido de las inclemencias del tiempo.

La torre, que es de planta rectangular, está adosada al segundo tramo de la nave. El paso entre plantas lo facilita una escalera helicoidal. El cuerpo tiene seis vanos, dos en los lados mayores y uno en los menores.

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