El rasgo más destacado de la ciudad es su belleza que surge, por un lado, de la armonía entre naturaleza y espacio arquitectónico y por otro de su larga trayectoria histórica que nos ha dejado un importante legado cultural y monumental.
El 6 de diciembre de 1996, Cuenca fue nombrada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, gracias a la excelente preservación de su paisaje urbano original, fortaleza medieval y su rica colección de arquitectura civil y religiosa desde los siglos XII al XVIII. A esto se añade que la ciudad presenta una personalidad excepcional al estar perfectamente integrada en el maravilloso paisaje natural que la rodea.
La provincia de Cuenca posee una belleza extraordinaria con pueblos como Belmonte y su imponente Castillo, una edificación de 1400 que conserva detalles mudéjares, góticos y elementos originales de cinco siglos atrás.
Las Casas Colgantes son edificio más emblemático y más conocido de la ciudad. No se sabe con exactitud su origen que, para unos, es musulmán, mientras que para otros es medieval (s.XIV - XV). Se compone de tres antiguas casas palaciegas con artesonados mudéjares en algunas estancias, techos de vigas labradas y pintadas, celosías góticas esculpidas en escayola, decoraciones renacentistas en algunos arcos y pinturas murales de un gótico tardío en uno de los salones principales. Durante algún tiempo fueron casas consistoriales. Después de un periodo de abandono se restauraron de manera completa en los años 60 del siglo XX. La portada exterior, renacentista, procede de un viejo palacio de Villarejo de la Peñuela y se incorporó al conjunto tras una ampliación de los edificios.
La Catedral de Santa Maria Y San Julián es el más notable monumento conquense se empezó a construir a finales del siglo XII tras la conquista de la ciudad, pero su núcleo fundamental tomó forma en el s.XIII. Las naves que van desde el crucero hasta la fachada datan del s.XIV y la girola se transformó en el XVI para adaptar su estructura original a las nuevas concepciones estéticas. De esta época fue también su primera fachada, sustituida en el siglo XVIII por otra que fue preciso derruir a comienzos del XX, siglo en el que se construyó la fachada actual de estilo neogótico obra de Vicente Lampérez. Originalmente su estilo es gótico. Otro de los elementos destacados son sus vidrieras, la mayoría de ellas reemplazadas en el s. XX, las cuales provocan un juego de luces mágico e inigualable en su interior.
A la hora de probar la gastronomía tradicional conquense, tan variada como su geografía, no te pierdas el morteruelo, ajo arriero, chorizos, zarajos, cordero, perdices, truchas, quesos y alajú. Mención especial merecen los excelentes vinos de la tierra y digestivos licores: Resoli y Aguardiente de la Sierra. Si eres amante de la naturaleza no puedes perderte el Parque Natural de la Serranía de Cuenca y el Parque Cinético de El Osquillo.
Fuentes: Visita Cuenca / Pixabay.